Las normas de cambio climático desempeñan un papel fundamental en la aceleración de la acción por el clima a través de prácticas sostenibles. Estas normas permiten a las organizaciones descarbonizar su modelo de negocio, mejorar la huella de gases de efecto invernadero de sus productos y servicios y navegar por la transición hacia una economía verde. Guían a las sociedades y a los agentes económicos en la mitigación de los impactos climáticos y la adaptación a las cambiantes condiciones ambientales.